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martes, 29 de mayo de 2012

La Tierra de las mil orquestas



     En el documental “La tierra de las mil orquestas”  narra la experiencia del programa de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela y que nos muestra la música como elemento de riqueza espiritual frente a la pobreza material, apartando a los beneficiarios del programa  de la delincuencia, la marginación, la pobreza y ofreciéndoles un futuro artístico.

Entre los beneficiaros del programa se encuentran personas sin trabajo y sin expectativas, niño y personas con diversidad funcional.  En el programa, las personas se sienten bien, pues no hablan de la situación que viven fuera, es la única forma que tienen de evadirse. Hay que tener en cuenta que no es una escuela musical, sino la utilización de la música como herramienta para el cambio de vida. 
La idea es tener  Centros Sociales de Educación Social, y desde estos pensar en el niño de forma integral, logrando que los niños no estén en la calle. Los resultados que logran con la música les estimulan, lo cual favorece  a su calidad de vida.

Como bien nos comenta en el documental el director del proyecto- un hombre que cuando era niño estuvo en ese mismo centro por problemas delictivos juveniles- se manejan niños con diferentes problemáticas. Se trata de una lucha constante, en la que se lleva a cabo un proyecto educacional que se prolonga, desplegando el desarrollo personal. 
     Asimismo, existe un Programa de Educación Especial, desde el cual se intenta acabar con la paradoja de: “Para estudiar música hay que tener oído”. Pues si un niño sordo puede estudiar música estamos ante una contradicción. Un niño con discapacidad auditiva puede estudiar música, porque los seres humanos nos comunicamos a través de los gestos, y como la gesticulación si pueden llevarla a la práctica,  ese potencial se agrupa y se despliega.  
Del mismo modo, es importante señalar que la música no sólo actúa sobre uno, pues en la obra se trabaja en equipo, independientemente de si algún componente del grupo posee alguna especifidad.  
     Esta experiencia está íntimamente relacionada con la animación sociocultural, en cuanto a que desde ésta se promueve la participación mediante el desarrollo comunitario. El documental  supone una acción educativa que conlleva una apropiación de los espacios públicos.  El papel del educador social es fundamental como mediador e informador, mostrando las nuevas oportunidades a los diferentes colectivos para evitar situaciones de riesgo o, en su defecto, atenuarlas, e informando sobre los equipamientos  con los cuales contamos en nuestros municipios; y formador, apuntando la importancia del trabajo en equipo, utilizando la música como herramienta educativa para lograr mayores cotas de calidad de vida. 
Por ende, se tiene que tener siempre presente que estamos ante un proyecto comunitario, en el que cuenta el aporte de todas las personas, independientemente de sus capacidades, lo importante es el esfuerzo que cada persona aporta, y fijarnos no es las carencias que se tienen sino en las cualidades que se pueden tener. 

     Por último, y como simple aportación, nosotras consideramos, en cuanto al tema de de las personas con algún problema auditivo, psicomotor, mental, etc.; que si queremos hacer referencia a este colectivo, no deberíamos hacerlo bajo el término de “discapacidad”, sino “especifidad”. ¿Por qué? Porque el término “discapacidad” supone una etiqueta bastante negativa; ya que si nos paramos a pensar, éste término va unido a otros contraconceptos como: minusvalía, dependencia, incapacidad, deficiente, inútil, etc. Sin embargo, “especifidad” es un término que aún no tiene sesgo, y se basa en el conocimiento de la individualidad.

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