Amelia Valcarcel manifiesta que “el planeta global en el que vivimos tienen profundas desigualdades en cuanto al acceso a los recursos, a la educación y al bienestar social”
Desigualdades causadas en mayor o menor medida por la expansión tecnológica y la inmediatez exponencial.
La globalización, al igual que permite comunicación, interrelación y cooperación, también conlleva el encogimiento del planeta; estamos perdiendo la distancia entre nosotros, y a través de fronteras podemos combatir esa desigualdad. La tarea pues, no es cambiar el “ciberespacio” sino hacer que sea un lugar de voz, donde nadie se ocupe de hablar por otros. Es decir, no hay que combatir la globalización, sino democratizarla y dotarla de espacio público, además de visibilidad social y capacidad de acción, ya que la globalización afecta a los mercados por ser un proceso de totalización económica, es decir, no es otra cosa que la extensión planetaria del modo de producción capitalista. De ahí que antaño se comprase siempre en pequeñas tiendas y que poco a poco hayan ido desapareciendo dando lugar a grandes almacenes o supermercados.
Como educadoras sociales tenemos que comprender la complicada naturaleza de la globalización, para poder analizar y evaluar las posibilidades de desarrollo de nuestra profesión en el mundo globalizado; ya que nuestras competencias profesionales se ponen a prueba.
